Esta es la segunda parte de la noche de los perros y los cachorros. Y precisamente por ellos viene esta segunda parte. Como ya decía en el primer post hablando del viernes, este segundo, en su esencia, es un post que ha estado a punto de ser publicado en muchas ocasiones, pero que por unas cosas u otras no lo fue. En parte porque la situación no era la idonea, o porque al final decidi que tampoco era para tanto.
Si hay algo que me caracteriza es que me gusta hacer cosas con mis amigos. La coletilla esa de los domingos de "quiero ir al cine a ver...." y al final no ir por no ir sólo o poner dinero a fondo perdido simplemente porque así puedo disfrutar de estar con ellos.
Por ellos, y porque uno comprende todas las razones que se le dan, uno decide posponer el post, y porque al final lo de menos es lo que se hace, sino con quien, aunque uno sea el que siempre se jode, y el que da el brazo a torcer.
Y es que es curioso como uno propone planes un día tras otro para luego ser desechados, para luego quejarse de hacer siempre lo mismo, o que digan que ya sabes lo que vas a proponer, o que en un año y medio sólo se haya salido de fiesta en tres ocasiones y creo que exagero en dos, eliminando cumpleaños, bodas, bautizos y comuniones.
Supongo que a estas alturas de la película todos se habrán dado cuenta de que lo que me jode es no salir más, aunque me jode más que luego algunos en la cita abuetil de cada viernes y sábado diga que el finde anterior sali con H, con B, con todos juntos y me lo pase de puta madre.
A la larga supongo que todo esto se reduce a que las expectativas que la gente tiene para salir sean tan elevadas que quizá yo, o el resto de amigos no estemos a la altura.
Aunque quizá sea verdad, porque entre que unos sitios son pijos, que si está muy lejos, que si no se puede aparcar, que si estoy cansado, que si tal que si pascual el caso es que salir salir salimos poco.
La última noche perril, la de julio, se decidió quedar al día siguiente los perros y todos los que quisieran, y acabamos los perros solos, a última hora acompañados de otro. Siempre hay una excusa preparada para al final cambiar el plan o no asistir.
Quizá por eso me extrañó tanto que este viernes pasado aceptarán la proposición, ya que me esperaba una excusa de última hora. Y quizá por eso también me sorprendió que no hubiera quejas sobre la zona, sobre su pijerio, ni sobre la bebida ni sobre la música.
Me sorprendió poder pasarmelo tan bien con mis amigos, me sorprendió tanto que espero repetirlo, y me sorprendió porque ellos como L´Oreal, ellos lo valen
Una canción: Quiero beber y no olvidar (Manolo Tena)
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