El otro día tuve un sueño, y no es que me haya convertido en Martin Luther King. De repente estabamos en el 2045, y los jovenes de hoy se habían convertido en viejecitos adorables, con implantes de titanio, con algunos fans de la era retro llevando garrota.
Y allí estaban las Jennys, las Sheilas, las Vannes con sus piercings y sus arrugas, con esas motas doradas y plateadas sobresaliendo entre sus arrugas, y los Raules, los Pablos dejandose crestas alrededor de las patillas, justo el único sitio donde les queda pelo, las cejas hiperpobladas con las rayitas esas...
Y me desperte sobresaltado, envuelto en sudores fríos...
Que miedo.
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