Le plagiaré el título a Alex Ubago por unos días, los que duré este post en la principal, que seran muchos ya que el miércoles me marcho a Algemesí (Valencia). En estos días que he estado sin escribir, culpa de blogger, miarroba, mis pocas ganas y no tener nada que contar, que duro es preparar la maleta para las vacaciones... no han pasado muchas cosas.
Entre unas cosas y otras, el sábado mientras cenaba con los amigos comenzó una pequeña discusión sobre las exigencias. Al parecer uno de los culpables de la falta de niños y niñas para jugar al baloncesto en nuestro cole es eso, que los entrenadores exigimos mucho. Como no os voy a aburrir con las movidas internas del cole, al que le interese lo comentamos por privado aqui
La cuestión y la gracia del tema sea ese nivel de exigencias. Será deformación profesional, o llevar al extremo aquello de que la vida no es más que un deporte, y las pamplinas aquellas de Life is short, play hard, y que todo es extrapolable del deporte a la vida, y viceversa, pero anoche al intentar dormir pensé en las exigencias de los entrenadores de la vida a mi alrededor.
Yo, que personalmente pido y me conformo con poco y, creo, doy más (o intento dar más) de lo que recibo, hay veces que flipo en colores con aquellos que sólo quieren recibir, esponjas del cariño y de cosas materiales, que estallán en lamentos cuando les toca a ellos dar el más simple de los buenos días, o la más pequeña muestra de cariño.
Quiza sea, como ya dije, que mis amigos son mi familia, y que cuando veo la sonrisa de mis amigos, mi boca se convierte en sonrisa, y no me importa compartir todo lo que tenga a mi alrededor para que sonrían, aunque a veces me cueste dinero o disgustos, pero nada vale más que compartir la sonrisa de alguien cercano. Y hablamos de amigos no de parejas, que ahí la cosa va a más, o debería ir a más, que ya se sabe que en el amor uno de los dos siempre se deja querer.
Decía, que yo lo que es pedir, pido poco, ya se sabe, pedir pá ná, es tonteria, aunque a lo mejor debiera empezar a pedir un poco más, recibir y recibir hasta engordar como un pavo cerca de navidad. Y al más puro estilo Gollum, es mío, sólo mío. Aunque claro... ¿Qué pides tú? ¿Qué das tú?
Una canción: ¿Que pides tú? Alex Ubago
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