Ayer escuche tu voz. Sonaba triste, oscura, mucho más cavernaria de lo que mis gastados recuerdos registraban. Imaginaba a traves del teléfono tus ojos cristalinos, con la tensa calma que precede a la tormenta, la tensión en los parpados antes de llorar. Tu sonrisa borrada de un plumazo, como si te hubiesen sellado los labios con cinta americana. Quise hablar, quise gritar, pero mis labios estaban cerrados en un gesto de desilusión, de tristeza compartida.
Intente liberarte, traerte de vuelta a la luz, a la alegría pero sólo pude ofrecerte mi hombro y mi comprensión. Un pequeño tramo de cuerda para salir a la superficie.
Una canción: Killing me softly (Fugees)
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