Me mantengo en el tema de las sonrisas.
Mientras venía esta mañana a trabajar leyendo Sefarad, se ha montado una señora en el Cercanias con una niña pequeña en brazos. La niña se ha puesto a jugar con otra chica que iba a trabajar, mirando a todos lados como sólo los niños pequeños saben hacer. Cuando ha mirado hacia mí, la he sonreido. Era muy graciosa. A la niña le ha debido de hacer mucha gracia mi aspecto, camiseta naranja y barba de dos semanas, por que se ha empezado a reir, sin emitir ruido, sólo abriendo la boca y moviendo los brazos balanceandose sobre la pierna de su madre, mientras me miraba, miraba a la otra chica y seguía con esa mueca de risa tan extraña e hipnótica que tienen los niños.
Una canción: Alba (Antonio Flores)
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