Hoy me he dado cuenta de una cosa. Es triste reconocerlo, pero es así. Soy el prototipo de freaky. Bajito, gordete, con perilla y en baja forma. (Lo siento por mis fans si esperaban otra cosa) Lo más importante es lo de la baja forma. Triste, pero cierto. Hoy, en uno de esos días en que la melancolía te intenta atrapar, y se alía con la tristeza para ir detras tuyo me he dado cuenta de que no sirve correr si no puedo escapar de quien me persigue.
Al llegar a una esquina, y verlas ahi sonrientes mientras mi pecho no paraba de subir y bajar a un ritmo demasiado rápido como para ser muy bueno, he decidido rendirme a ellas. Y es que apuntarse a una carrera en la que no puedes ganar, no siempre es la mejor opción. Sobre todo si el martilleo de mi corazón supera el sonido ambiente.
Ahora estoy sentado con ambas, degustando unos doritos y contándonos cosas. La tristeza me cuenta sus penas y la melancolía sus recuerdos de tiempos pasados. Sólo nos falta el helado de chocolate para ser como Las chicas de oro.
Una canción: La melancolia (Carlos Viza)
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