Caminando por la senda de los tristes, sólo y abatido, deambulaba un joven infante. Lentamente en su errático caminar suis pies se hundían más y más en la triste vereda. En uno de sus pasos, su pie se engancho con una piedra del camino. El infante acabó con la cara hundida en el barro de los recuerdos, intentando axfisiarse con el lodo, sin ganas de seguir por el camino.
Sintió unos dedos en el hombro que lo animaban a levantarse, pero prefirió quedarse con la cara en el fango de los abatidos.
Una mano y otra lo animaban a incorporarse, pero el sólo hundía más y más su rostro en el barro de los obcecados.
Llego un día en que estuvo tan hundido que el resto de viandantes no vió la mano que pedía auxilio.
Una canción: Ain´t no mountain high enough Marvin Gaye & Tammy Terrell
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