Termine el viernes de leerme Sefarad. Uno de esos libros que aumentan la angustia y la curiosidad. Sus personajes vagan por todos los estados de la miseria, la tristeza, la soledad y el desarraigo. Unos están solos, otros tienen miedo, algunos se ahogan en la soledad de vivir entre una muchedumbre, a pesar de parecer personas normales, sin problemas. Una de las consecuencias de leer libros densos, es que acabas pensando y buceando en la realidad cotidiana, la que tienes al alcance los dedos, personajes y situaciones similares a las leídas en el libro.
Hoy en el Cercanías, me he sorprendido escrutando a una señora con amplias ojeras y señales de haber dormido poco imaginando cuales serían su problemas, o al estudiante que iba dormido en el asiento de enfrente, incluso cuales serían las prisas de la señora que me ha machacado los riñones con tres codazos para entrar más rápido al vagón. La miseria, la tristeza, la soledad, el desarraigo están a mi lado. Unas veces miro y pienso que no va conmigo, y otras simplemente miro para otro lado, como cuando paseas por una calle comercial y algún mendigo implora suplicante. Son sus problemas, yo soy diferente... hasta el día en que me sienta sólo... y ese día si será mi problema.
P.D. El ciberespacio me ha vuelto a perder el post, menos mal que lo hice en word....
Una canción: Otro día más sin verte (Jon Secada)
Empece a leer: El espectro de la rosa negra (James Lowder y Voronica Whitney)
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