Aquí si que no hay duda. Las CLN de Armilla (Granada). En primer lugar porque fueron las primeras jornadas de grandes dimensiones a las que acudí, y además fueron una revelación por el momento en el que se produjeron.
En ese momento en el que la gente deja de ser jovenes adolescentes alocados y comienzan a convertirse en personas madurando sin tiempo para aficiones raras, el surgimiento de Internet como canal de ocio, y el auge de las listas de correo permitía expandir los círculos de amistades más allá del grupo habitual, donde conseguir más que algunas partidas ocasionales y a cosas sin demasiado sustancia era ya todo un logro. Las listas de correo me descubrieron un mundo nuevo entre ellas las CLN.
Hasta Granada nos dirigimos Rober y yo, a la aventura, sin saber lo que nos ibamos a encontrar, y lo que descubrimos fue un mundo repleto de aventuras, de aventureros, de miles de historias, de buenos momentos, y muchas partidas. Es posible, con el tiempo, que no sacaramos todo el jugo a las jornadas, pero las disfrutamos como si no hubiese otra cosa en el mundo, con las partidas durante todo el día, ese zombies hasta las cuatro de la mañana, la cena de Dnd-es, el intercambio de dados, conocer a Darokin, a Kano, a Tiberio, a Trime..., los stands de tiendas....
El resto de CLN hasta su último estertor en Alcalá, nos dejaron múltiples recuerdos, como las goteras de Valladolid, la charla de los Tarzanitos de Wiskeim en Algemesí, el concurso de bardos en la playa de Gijón o la cena de Dnd-es/Amigotes en la Casa del Pollo de Alcalá con Beto y Sergut cantando por Pimpinela...
Pero ninguna se puede comparar con las CLN de Armilla.
En ese momento en el que la gente deja de ser jovenes adolescentes alocados y comienzan a convertirse en personas madurando sin tiempo para aficiones raras, el surgimiento de Internet como canal de ocio, y el auge de las listas de correo permitía expandir los círculos de amistades más allá del grupo habitual, donde conseguir más que algunas partidas ocasionales y a cosas sin demasiado sustancia era ya todo un logro. Las listas de correo me descubrieron un mundo nuevo entre ellas las CLN.
Hasta Granada nos dirigimos Rober y yo, a la aventura, sin saber lo que nos ibamos a encontrar, y lo que descubrimos fue un mundo repleto de aventuras, de aventureros, de miles de historias, de buenos momentos, y muchas partidas. Es posible, con el tiempo, que no sacaramos todo el jugo a las jornadas, pero las disfrutamos como si no hubiese otra cosa en el mundo, con las partidas durante todo el día, ese zombies hasta las cuatro de la mañana, la cena de Dnd-es, el intercambio de dados, conocer a Darokin, a Kano, a Tiberio, a Trime..., los stands de tiendas....
El resto de CLN hasta su último estertor en Alcalá, nos dejaron múltiples recuerdos, como las goteras de Valladolid, la charla de los Tarzanitos de Wiskeim en Algemesí, el concurso de bardos en la playa de Gijón o la cena de Dnd-es/Amigotes en la Casa del Pollo de Alcalá con Beto y Sergut cantando por Pimpinela...
Pero ninguna se puede comparar con las CLN de Armilla.
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