Si tengo ganas de que acabe la temporada es por ver si mis fines de semana comienzan a ser un poco más normales. Entre entrenamientos, partidos y echar una mano al resto de entrenadores, mis wikens son monótemáticos: Fútbol, cole, baloncesto, niños, kiosko de julían, casa, casa, cole, kiosko de julián, fútbol, baloncesto... así hasta la saciedad. Menos mal que me gusta :D
Ayer por la tarde nos jugabamos el primer puesto del grupo con unos chavalitos más jovenes, más rápidos, más listos y más guapos... (bueno de las dos últimos estabamos ahí, ahí...) Casi todo estaba en contra nuestra. A veces existen los milagros, la épica y esas cosas a las que recurrir. No estoy acostumbrado a ganar, al menos con este equipo, así que la tensión crecía al ver que se acababa el partido, que lo teníamos tan cerca.
Hacía dos jugadas que había preguntado lo que quedaba. "Un minuto" Cojo el balón, oigo el silbato y grite con toda mi alma, pensando que era el final:
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Pues... NO. No era el final. Aún quedaban quince segundos de angustía. Anda que si nos llegan a empatar. Menos mal que con lo quemada que tengo la cara no se notaría si me puse colorado.
Ahora me toca aguantar a mis colegas, que remedio. Pero bueno... Pues eso... que
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.
Una canción: Pajaros en la cabeza (Ismael Serrano)
Una peli: Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos locos seguidores.
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