Entre la maraña de gestos serios y preocupados que se pueden observar por las mañanas en los transportes públicos, siempre tengo la tentación de imaginar por que recovecos irá su mente. El piso, el novio, los apuntes de esa Teoría que no sirve para nada... La vida nos lleva a pesar de ir en colectivo a vivir cada día más en soledad.
Independientes, autarcas por obligación en un mundo que necesita cada vez más de brazos que te apoyen, un asidero desde empezar a escalar las dificultades diarias. Será por eso supongo que en cuanto vemos una cara conocida nos dirigimos hacia ella, o que cuando vemos una sonrisa nos arrimamos como si de un faro se tratase, sabiendo que allí esta la costa salvadora, esperando, en el anhelo más interno que esa sonrisa sea contagiosa, que ya está bien de semblante serio.
Una canción: Train (Undrop)
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