Bueno, pues como el ordenador ha petado, y como casi siempre no tengo copia de seguridad del post, pues me toca reescribirlo entero. Veamos si me acuerdo de todo.
Comentaba hace veinte minutos que hoy, aqui en Madrid es sábado de reflexión, y que me encontraba preparando para mi segunda experiencia democrática de la semana, tras haber estado de Secretario en las elecciones sindicales del curro. Hoy, sábado de reflexión no se puede solicitar el voto hacia ninguna candidatura, aunque aún así no han quitado los carteles de las calles.
Decía que en esas restricciones nos encontramos hoy y que mientras venía a currar, si, hoy sábado, que le vamos a hacer, el taxista me ha hecho un pequeño interrogatorio. Esa es una de las cosas que no me gusta de ir en taxi, ni de las peluquerías. La necesidad de tener que mantener una conversación. Aparte que ahora estoy inmerso en una espiral de preguntas. Todo el mundo está interesado en hacer cuestiones, muy prestos para saber de, pero poco duchos a soltar información de ellos mismos.
El caso, que me piro del hilo, es que mientras el taxista me preguntaba me iba dando sus ideas sobre la sociedad. Que si Puchuchu es un mangante, que si Moñoña sólo quiere enriquecer a los suyos, o si la alternativa de Braulio es simpática pero a la vez tan utópica y romántica "como un belga por soleares".
Tambien me decía que el problema en esta ciudad era que no iban a arreglar la inseguridad, ni la especulación, ni la vivienda, ni el trabajo, y que para que preocuparse de ir a votar, si no van a solucionar nuestros problemas.
Esta postura empieza a generalizarse mucho. Para que ir a votar si nos van a seguir jodiendo. Palabras textuales según la opinión de la mayoría de encuestados aunque no vayan entrecomilladas. Una lastima que la gente no quiera ejercer su derecho a votar, en especial porque de no hacerlo careceran de legitimidad moral para quejarse de lo que los demás elijan por ellos.
Además, para conseguir que ahora se pueda votar en el pasado hubo mucha gente que dio su vida por lograr ese derecho. Que el hombre pudiese votar. Y digo hombre, que a las mujeres las putearon todavía más.
Sólo por esas dos cosas, la posibilidad de quejarse y los caídos por la causa merece la pena ir a votar.
En la versión 1.0 la canción era La casa de Ines (Guarana)
En esta versión: So called friend (Texas)
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